lunes, 30 de julio de 2007

Caballos desbocados

Caballos desbocados es la novela que expresa el pensamiento, el proyecto de transmigración personal más allá de la literatura, que llevó a Mishima a cometer suicidio el 25 de noviembre de 1970.
En ella se narra la historia de Isao Iinuma, un joven impulsivo, de patriotismo exacerbado y cuya única meta es convertirse en experto del arte samurai. Al observar la decadencia y la corrupción de la sociedad que le rodea crea una agrupación de estudiantes patrióticos, “Liga Showa del viento divino”, que busca la restauración de un Japón honorable. Para que el país recupere su grandeza, ellos se comprometen dedicar todos sus esfuerzos a guardar lealtad al Emperador.
Isao, hijo del que fuera el sirviente de Kiyaoki, protagonista de Nieve de Primavera resulta ser su reencarnación. Honda, juez y miembro del Tribunal de Apelaciones lo descubre y trata de protegerlo. Pero entre ellos ronda la figura fantasmal de Kiyoaki. Isao era un bello joven muy atlético dedicado al kendo y a lectura de La Liga del Viento Divino, de Tsunanori Yamao, donde se relata la misión de unos “jóvenes patriotas”, todos samurais, cuya meta es poner fin al “desgobierno”, aún a riesgo de perder la vida. Impresiona leer cómo Mishima inserta este relato dentro de la novela, ya que describe de manera muy clara sus propios actos futuros. Mishima al igual que Isao no teme morir, por el contrario, busca su muerte para elevar su espíritu. Cree en la muerte como un acto de belleza sólo compartido con la naturaleza y los dioses.
Y este segundo aspecto destaca en Caballos desbocados que no sólo es una autobiografía y un testimonio a futuro, sino también un tratado sobre la belleza, una preocupación que Mishima ya presentaba en su primera novela Un bosque en plena floración, escrita a los dieciséis años en 1941, ahí ya aparece su proyecto futuro en que belleza, éxtasis y muerte son equivalentes:
“Ahora bien, la Belleza es un soberbio caballo desbocado. Pero, hubo un tiempo en que obedecía a la rienda, y se quedaba parado, estremeciéndose un poco y relinchando en el cielo brumoso de la mañana. Sólo entonces el caballo era limpio y puro, con una gracia incomparable. Ahora la severidad a soltado riendas; el caballo tropieza, recobra el paso, corcovea impetuoso. Ya no es un caballo inmaculado, el barro se pega a sus flancos. Sin embargo, aun ahora, hay momentos en los que un hombre puede ver el fantasma de un inmaculado caballo blanco. Es precisamente ese hombre el que nuestros antepasados están buscando”. Entonces en un Japón, invadido por los gérmenes izquierdistas y de políticos y hombres de negocios que han debilitado al país; que vive la decadencia que se traduce en la miseria del campesinado y en la desesperación de los pobres, es que Isao decide junto con sus idealistas amigos restaurar la continua reverencia a su Sagrada Majestad. El protagonista de Caballos desbocados, como la mayoría de los protagonistas de Mishima, es un patriota convencido y deseoso de sacrificarse por devolver al Japón su grandeza imperial; de rescatarlo de la podredumbre moral, de la corrupción económica y política. Un país que se había vendido, que era gobernado por criaturas sin alma que le habían robado el alma auténtica a la nación. Por eso cumple su destino al abandonar bruscamente la vida en un acto reverencial ante la Voluntad Imperial.

Yukio Mishima. Caballos desbocados, Alianza Editorial, 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Intesesane Blog, llegue a el buscando información sobre Mishima.
una visión particular de Japon.
edmarch@hotmail.com