jueves, 4 de septiembre de 2008

Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón

La editorial Trotta ha publicado por primera vez en español, desde el original japonés, el libro considerado la Biblia japonesa. Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón. Es un gran trabajo de traducción realizado por Carlos Rubio y Rumi Tani Moratalla. Con una introducción que es un verdadero ensayo explicativo del valor del libro y con notas a pie de página que aclaran al lector muchos aspectos culturales del “país del sol naciente”.El Kojiki es la obra conservada más antigua de Japón. Narra las tradiciones nacionales desde la edad mítica de los dioses hasta el reinado de la emperatriz Suiko (593-628). Aunque fue ordenada por el emperador Temmu, fue presentada a su sucesora, la emperatriz Gemmei, treinta años después, el 9 de marzo del año 712. Desde diversos ángulos; filológico, histórico, antropológico, mitológico, literario, todos los estudiosos han reconocido la grandeza artística de esta obra milenaria. Sus leyendas, poemas y canciones poseen el primitivo encanto y la inocencia de la expresión de un pueblo en busca de su identidad cultural. Los pasajes más inspirados y bellos de la obra suelen estar relacionados con historias de amor, especialmente asociadas a raptos y a relaciones especialmente inaceptables.
Me interesa destacar el considerado primer poema japonés, para lo cual transcribo parte del capítulo donde aparece y su nota explicativa en la página 80.

“[Capítulo 14. EL MATRIMONIO DEL DIOS SUSANO Y SU DESCENDENCIA]

Después, [el dios] Susanō buscó un lugar donde construir su nueva morada en la provincia de Izumo. Al llegar a las tierras de Suga, dijo con satisfacción:
-Mi corazón se siente puro desde que he llegado aquí.
Y se construyó un palacio donde se quedó para vivir. Por eso, esa tierra es conocida todavía hoy con el nombre de «Suga». Cuando el dios edificó su palacio de Suga, se alzaron nubes por encima del palacio. Al verlas, Susanō recitó los siguientes versos:

Hay ocho nubes
en palacio de Izumo,
el de ocho vallas,
donde mora mi esposa,
de ocho vallas guardada.

Ya-kumo tatsu
Izumo ya-he-gaki
Tsuma gomi ni
Ya-he-gaki tsukuru
Sono ya-he-gaki wo

Luego llamó a Ashi-na-zuchi y le ordenó: -Serás el jefe responsable de mi palacio.

99. Este poema, que también figura en el Nihon shoki, es tradicionalmente considerado el primero de la literatura de Japón. Susanō pasa por ello como el creador de la poesía japonesa (waka). Marcará el modelo de versificación del futuro waka. La singular brevedad de su estructura formal, cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas, y que seguramente reflejaba el ritmo poético de canciones tradicionales, será el santo y seña de la posterior poesía japonesa clásica. Una concisión demasiado primordial la de esas 31 sílabas para no intentar respetarla en esta versión castellana. Puede consultarse su transcripción japonesa en el Anexo 1. La diáfana regularidad de la medición de sus cinco versos, por otro lado, hace al poema sospechoso de que pudo tratarse de una adición tardía al texto del Kojiki. En cuanto al significado del poema, ha sido diversamente interpretado como epitalamio, como plegaria propiciatoria en la ceremonia del inicio de la construcción de una casa, y como canción ritual para pedir la protección de los dioses de Izumo a una pareja de recién casados. Véase al respecto Yamaji Heishirō, «'Yakumo tatsu Izumo yaegaki', uta-ko»: Kokubungaku kenkyū 12/33, 1968, pp. 5-7)”.

Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón. Traducción del japonés de Carlos Rubio y Rumi Tani Moratalla, Editorial Trotta, Madrid, 2008. 282 págs.