martes, 29 de mayo de 2007

Tango en Takatsuki


En la primera semana de mayo fuimos con nuestras amigas Yumiko y Makiko al festival de Jazz que se realiza en la ciudad de Takatsuki. En el aire ya primaveral de la semana dorada o goldeen week se escuchaban todo el día y por todos los lugares las orquestas de músicos japoneses o extranjeros. En cada esquina, bar, plaza o auditórium las agrupaciones ofrecían espectáculos musicales que la gente acompañaba al ritmo de blues, jazz tradicional o Acid jazz.
Pero nosotros íbamos a ver a nuestra amiga Sayaca. Ella interpretaría varias canciones de tango con un grupo de jóvenes músicos, muy talentosos, llamado “Los mareados”. Sayaca cantó fenomenal, a pesar de estar resfriada, y todos disfrutamos del repertorio del dos por cuatro con canciones como “Los mareados”, “La comparsita”, “Tristezas de la calle Corrientes” y varias más.

Es impresionante ver como los japoneses disfrutan del tango, lo que no es raro ya que se introdujo por los años veinte gracias al barón Megata, quien viviendo en París lo aprendió a bailar y después de regreso a Tokio llevó discos y fundó una academia de tango gratuita. La verdadera explosión se produjo a fines de la década del 30 y principios de la del 40, cuando Noriko Awaya y otros cantantes difundieron el tango al estilo japonés. En ese período se constituyeron varias orquestas de tango y ya en los años 50 actuaban más de 20 conjuntos, siendo el más conocido la “Orchesta Típica Tokio”, dirigida por Shimpei Hayakawa. Según los historiadores y estudiosos, en 1954, la orquesta de Juan Canaro fue la primera que actuó en Japón, a la que le siguieron entre otros los conjuntos de Osvaldo Pugliese y de Francisco Canaro.
La popularidad que tiene actualmente el tango en Japón se debió también a que durante la II Guerra Mundial se había prohibido la difusión de la música de jazz.
Así, podemos decir que Sayaca es una fiel heredera y exponente de una ya larga tradición. Su perfeccionismo e interés por esta música la llevó a cantar en varios países, y se decidió a vivir en Buenos Aires, desde el año 2002, donde tomó clases con Guillermo Fernández, Patricia Andrade, Amelita Baltar, Lidia Borda. Ella, además, ha actuado con la orquesta “Astrorico”, y hace diez años, realizó una gira que incluyó Paraguay, Uruguay, Chile. En estos últimos años ha participado en la Tercera Cumbre Mundial del Tango de Montevideo y en la Séptima Cumbre de Valparaíso en Chile.
Quedamos muy contentos y alegres y nos sentimos afortunados de poder escuchar a Sayaca en Takatsuki.

lunes, 28 de mayo de 2007

Un extranjero… ¡Abunai!


Conversando con Vicente, Javier, Fernando y Vicario, el equipo del DELE (Diplomas de Español como Lengua Extranjera) en Kyoto. Saltó a la palestra el tema que analizó Christian Burrows en la revista Kansai Time Out del mes de mayo. En ese artículo se critica a una publicación que se llama Gaijin hanzai ura fairu y que se enfoca en los crímenes cometidos por extranjeros en Japón.
Dicho pasquín ha causado bastante revuelo, ya que es un buen ejemplo de cómo se fortalecen los estereotipos negativos hacia las comunidades no japonesas. Esta forma de hacer periodismo es una constante; cualquiera puede darse cuenta de que los medios masivos de comunicación tienden a fijarse en los crímenes cometidos por extranjeros, aumentando la sensación de miedo y temor en la población.
Como ejemplo puede servir la anécdota de nuestro amigo Vicente, que no se cansa de contar. Se supone que él estaba haciendo una fila en una oficina bancaria y se dio cuenta que todas las personas se alejaban de su lado, no le dio importancia, hasta que llegó a la ventanilla y arriba en la pared vio un letrero que decía “cuidado con el gaijin”. Nuestro amigo, según él, montó en cólera, “armó la de cristo” y obligó a sacar el letrero, claro que lo puede hacer porque domina perfecto el japonés y algunas artes marciales.
También en nuestro regreso a Hirakata nos hemos dado cuenta que han aumentado los letreros de advertencia contra los ladrones, los robos y asaltos, algo que no era frecuente hace dos años. Parece una espiral de exageración que crece cada vez más.
El editor y la revista Gaijin hanzai ura fairu han recibido el duro rechazo de los residentes extranjeros, quienes hicieron un llamado a las tiendas de conveniencia como el Family Mark a retirarla de los puestos de venta. Toda esta parafernalia por parte de los medios es una indicación de que la alarma del público general en el nivel del crimen lleva a muchos japoneses a creer en los titulares sensacionalistas sin cuestionar la exactitud o validez de los hechos.
A pesar de estos miedos, según The Japan Times, hay “evidencia incontrovertible que las proporciones del crimen extranjero son realmente más bajas que aquéllas del japonés”. El periódico sigue afirmando, para cuestionar la obsesión de los medios de comunicación con el crimen extranjero, que éste representa sólo el dos por ciento del total. Aunque es indiscutible que el número de crímenes cometidos por extranjeros ha aumentado, no sirve para indicar que Japón está experimentando una ola de crimen de este tipo, que algunos informes o noticias de medios de comunicación dicen que está afectando a ciertos lugares de Tokio y a otras grandes ciudades.
Otra práctica favorita en los medios de comunicación japoneses es compilar una lista de nacionalidades para proponerlas como la amenaza más grande a la sociedad. Predeciblemente, el chino y el coreano aparecen de manera prominente. La lista en el Gaijin hanzai ura fairu pone al chino en el primer lugar, seguido por los rusos, coreanos y brasileños, sin dar ninguna explicación acerca de cómo fue compilada o elaborada.
Como es normal a menudo se cuentan el coreano y el chino como extranjeros. Pero estos números también son engañosos, la inmensa mayoría de ellos, a pesar de nacer en Japón, de sólo hablar japonés, y no tener ninguna conexión cultural o lingüística con su patria hereditaria, aún así, son clasificados como “los residentes” permanentes especiales.
Aunque, según las normas internacionales el nivel del crimen en Japón todavía es relativamente bajo, de 1997 a 2003 el país experimentó siete años sucesivos de alzas en el registro de crímenes. Este fenómeno (un aumento del 150 por ciento en todos los niveles durante los últimos diez años) se ve como algo nuevo y ha generado un sentido profundo de miedo y de pánico moral. Cuando el crimen extranjero se informa en este clima efervescente y casi xenofóbico, alimenta esta cultura del miedo, y principalmente el no-japonés pasa a ser visto automáticamente con la sospecha. Es indudable que todas estas perspectivas prejuiciosas no sirven para construir una sociedad armoniosa, algo de lo que los japoneses se sienten orgullosos.

Okonomiyaki… Itadakimasu!


Varios de mis amigos me preguntan qué es el okonomiyaki.
Trataré de responder a sus inquietudes, recurriendo a mis amigas Yumiko, Minako y Nozomi, quienes me ayudan a reconstruir la historia y el origen de esta comida tan famosa.
Es un plato que ganó popularidad justo después de la Segunda Guerra Mundial, aunque en aquella época se conocía como “issen-yousyoku”, que significa en japonés “comida occidental barata”. Al principio los adultos consideraron el issen-yousyoku una merienda para los niños; sin embargo, debido al hambre de ese periodo el issen-yousyoku subió de categoría y se convirtió en un plato estrella.

Pese a que en su origen sólo contenía harina y vegetal, para adaptarlo al gusto de los adultos, se le agregó algo de carne de cerdo y, al mismo tiempo, empezaron a llamarlo Okonomiyaki, para no herir el orgullo de los japoneses mayores (issen-yousyoku era sinónimo de la comida de pobres).

Acerca del nombre no existen antecedentes ni tampoco ninguna receta durante la pre o posguerra, aunque se piensa que puede derivar de los establecimientos llamados “okonomi-syokudou”. Estos comedores eran muy populares y comunes en la zona de Kansai. En ellos servían una gran variedad de platos y comidas en porciones pequeñas, como si se tratara de una degustación, expuestos en un mostrador para que los clientes pudieran elegir a su gusto: uno de los favoritos era el okonomiyaki.

O-konomi significa “su elección”, de manera que el cliente elige el relleno de entre una amplia gama de posibilidades. La carne de buey, los calamares, las gambas, el pulpo o la carne de cerdo se mezclan con una masa de huevo, harina y repollo cortado en tiras, y se cocinan sobre una plancha caliente. Cuando está listo se unta con una salsa, se espolvorea aonori y katsuobochi y se come con palillos e ichimonji.

Así el okonomiyaki, que era servido en los rincones de los barrios populares para satisfacer el hambre, desde los años sesenta ha seguido sofisticándose hasta el día de hoy. Existen dos muy famosos el de Osaka y el de Hiroshima.

Con razón, quien es amante y fanático del okonomiyaki dice que es el plato que daría la solución si Japón se enfrentara a una crisis de falta de alimentos.

Para la receta y preparación consultar en la excelente página japonismo.com el artículo de Luis Rodríguez y Laura Tomás.