martes, 10 de julio de 2007

Tanabata

La fiesta de las estrellas
En Japón se celebró el 7 de julio la fiesta del Tanabata (七夕の日). Por eso en nuestra clases de japonés los profesores voluntarios nos hicieron escribir una tarjetita que se llama tanzaku (短冊) con nuestros deseos con la esperanza de que se cumplan para ese día. En Hirakata esta fiesta es importante porque uno de los ríos que atraviesan la ciudad tiene que ver con aquella celebración tradicional; es el Amanogawa. En su ribera se colocaron cientos de ramas de bambú con papeles multicolores (tiras de papel de cinco colores: rojo, verde, amarillo, blanco y negro, que representan los 5 elementos: fuego, madera, tierra, metal y agua, respectivamente) y la Municipalidad levantó un stand con los protagonistas de esta historia.

El Tanabata es una tradición importada de China que empezó a celebrarse en Japón a partir del período Nara (710-794) y se popularizó durante el período Edo (1600-1868). Una de las versiones de la leyenda dice que hace mucho tiempo vivió una hermosa joven llamada Orihime, hija del rey del Cielo (Tenkou 天候). Ella disfrutaba y era feliz tejiendo vestidos para su padre. Así pasaba plácidamente los días en la Llanura Alta del Cielo (la Vía Láctea), dedicada a su trabajo.

Pero una mañana, al dirigirse al telar, Orihime vio a un joven y apuesto pastor de bueyes llamado Hikoboshi y se enamoró perdidamente de él. Aunque mantuvieron el romance en secreto, el rey del Cielo advirtió en su hija el amor que sentía por Hikoboshi y les unió en matrimonio. Sin embargo, la felicidad no iba a durar mucho. Su apasionado amor provocó que descuidaran sus deberes; Orihime dejó de tejer y Hikoboshi abandonó los bueyes a su suerte. El rey del Cielo no toleró este comportamiento y castigó a los dos amantes separándolos para siempre convirtiéndolos en estrellas. Pero separar a dos enamorados por toda la eternidad era demasiado cruel; así que les fue concedida la posibilidad de volver a verse una noche cada año, la noche del séptimo día del séptimo mes. Esa noche las urracas acuden a volar sobre el río Celestial (Amanogawa, 天の川) y con las alas totalmente desplegadas forman un puente por el que Hikoboshi cruza el río Para encontrarse con su amada. Terminada la noche, él vuelve a su trabajo de pastor de bueyes y ella se queda tejiendo, anhelando ambos el próximo reencuentro.

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