miércoles, 1 de agosto de 2007

Ugetsu monogatari

Kenji Mizoguchi está considerado como uno de los grandes maestros del cine, según Jean Douchet: “es para el cine lo que J. S. Bach para la música, Cervantes para la literatura, Shakespeare para el teatro, Tiziano para la pintura: el más grande”. De su filmografía cercana a las 80 películas solo sobreviven unas treinta. Ugetsu monogatari (Cuentos de la luna pálida, 1955) es el filme que lo consagró y encumbró definivamente en Occidente. Recibió el León de Plata en el Festival de Venecia en 1953.
Es una adaptación del libro de Ueda Akinari, Cuentos de lluvia y de luna, publicado en 1776, y considerado la obra máxima de la literatura clásica japonesa en el género de lo fantástico y sobrenatural.
El argumento del filme se sitúa a finales del siglo XVI, cuando Japón, tras la muerte de Nobunaga, se sume de nuevo en las guerras civiles. En ellas se enfrentan los seguidores de Hashiba (Toyotomi Hideyoshi) con los de Oda Nobunaka, hijo de Nobunaga, cuyo principal aliado es el general Shibata.
En estas circunstancias históricas, dos hermanos campesinos aspiran a cambiar de clase social. Genjuro quiere ser artesano y vender sus creaciones en la ciudad; su hermano Tobei sueña con ser samurái. Tras un primer viaje a la ciudad, coronado por el éxito, ellos se marchan precipitadamente al ser atacada la aldea por las fuerzas de Shibata. Genjuro se ve obligado por seguridad a dejar en el pueblo a su esposa Miyagi y a su hijo y atraviesa un lago en una barca, acompañado de Tobei y de su mujer Ohama. En la ciudad venden con éxito las cerámicas. Una bella joven, sin duda noble, y su criada, se acercan a Genjuro y le hacen un pedido, ordenándole que lleve la mercancía a la casa Kutsuki, en la montaña. Los samuráis atraviesan el mercado a caballo, y Tobei les sigue, escapando de Ohama. Tobei compra una armadura, al tiempo que Ohama, buscando a Tobei, se pierde y acaba siendo violada en un templo por unos soldados.
Genjuro recoge su puesto. Mientras tanto, Genjuro sigue a las mujeres hasta su palacio, y allí Wakasa, la joven noble, se le declara. Ambos se convierten en amantes.
Al mismo tiempo, los samuráis asolan la aldea y asaltan a Miyagi, a la que roban su comida y matan. Tobei convertido en comandante vuelve a su aldea con sus hombres, y hace una parada en un burdel. Allí, cuando está jactándose de su saber militar, descubre que Ohama sirve en el mismo burdel como prostituta. Ohama, con ironía, le muestra sus “progresos”, su desgracia… Ella intenta suicidarse, pero Tobei, aunque esté deshonrado, se lo impide.
Genjuro compra ropa, esta vez para Wakasa. Cuando le dice al comerciante que vive en la mansión Kutsuki, éste rehúsa aceptar su dinero, y le pide que se vaya. Un monje se cruza con Genjuro. Le revela que Wakasa es un espectro y que Genjuro está en peligro de morir. Genjuro le pide ayuda. Cuando vuelve a la mansión Wakasa se transmuta y le revela sus siniestras intenciones. Pero la escritura en la piel con la que el monje le ha hecho un hechizo le protege. Wakasa le pide a Genjuro que le siga a la tumba. La Nodriza le cuenta la historia de Wakasa. La muchacha murió sin conocer el amor, por lo que la Nodriza la resucitó y ahora pretende que Genjuro la acompañe al mundo subterráneo al que el espectro pertenece. Genjuro intenta defenderse de esta amenaza, derribando luces y paredes. El engaño se desvanece en la nada.
Genjuro vuelve a la aldea, y en su casa, busca a Miyagi. Se reencuentra con ella y con Genichi, que está dormido. Genjuro le pide perdón a Miyagi. Ella le tranquiliza y le da de comer y beber. Genjuro, cansado y un tanto ebrio, se duerme con Genichi en sus brazos. Miyagi cuida del sueño de su familia mientras cose. Al día siguiente, Genjuro se despierta con Genichi en brazos, pero no hay rastro de Miyagi. El alcalde del poblado le revela la muerte de su mujer. Genjuro se da cuenta de que la mujer que le recibió la noche anterior es un fantasma.
Genjuro llora a Miyagi. La voz de Miyagi le habla. Genichi arregla la tumba, y Genjuro vuelve a su trabajo, aunque ahora nadie mueva el torno. Tobei cultiva el campo y Ohama cuida de toda la familia. El humo del incienso ofrecido a la estela de Miyagi se eleva en el aire, para desvanecerse en la nada. Aunque Ugetsu Monogatari es un filme de tema fantástico podemos ver que el autor cuestiona el orden existente y hace una crítica al abuso de las mujeres en una sociedad machista y patriarcal. La sociedad es vista a escala social en su intercambio comercial donde interesa el dinero. En cierto modo el individuo al vivir en un mundo de apariencias y de ilusión lo conducirán inevitablemente a la nada al vacío existencial.
Lo que Mizoguchi hace notablemente bien es entretejer las dos historias para que ellas se refuercen y reflejen transparentemente en nosotros. En este sentido tiene cuidado de evitar la trampa de hacer un pontificado moral de la historia, aunque usa los arquetipos, sin embargo muestra las fallas realistas en todos los caracteres principales. Sin el uso de efectos especiales, los elementos imaginarios no se idean remotamente sino que se dan concretamente en el énfasis que acentúa la diferencia nebulosa entre los sueños contra la realidad, ambiciones contra felicidad y satisfacción contra el cumplimiento.

Fuente: Cine japonés. Revista Nosferatu 11, 1993.
Pantalla amarilla. El cine japonés, Antonio Weinrichter, T&B editores, 2002.
Las Transformaciones en Ugetsu Monogatari, de Mizoguchi Kenji. Raúl Hernández Garrido. http://www.geocities.com/raulhgar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ES UNA DE LAS MÁS GRANDES OBRAS DE ARTE QUE SE HA CREADO EN EL CINE. SI BIEN LA BELLEZA DE LA IMAGEN SE DESPLIEGA EN COLOR BLANCO Y NEGRO;EL SOLO IMAGINAR LA VIVACIDAD DE COLORES QUE SE PRESENTAN EN LAS TELAS Y LA BELLEZA EXPRESADA EN LAS ARTESANÍAS REFORZARÍAN AÚN MÁS SU GENIALIDAD. COMO TAMBIÉN QUE TEMAS TAN SIMPLES Y COTIDIANOS SE VAN ELEVANDO HACIA LOS MÁS PROFUNDOS Y METAFÍSICOS. GRACIAS PABLO GUEVARA POR MOSTRÁRMELA. MF

Anónimo dijo...

"Ugetsu" es una obra fuera de este mundo. Una de las más hermosas obras de arte jamás creadas, al igual que "El Intendente Sansho". Hermosas.