En Hirakata existe un pequeño restaurante que se llama Tampopo. Según un amigo japonés ahí se come, en invierno, el mejor oden. Es verdad, lo hemos comprobado varias veces que hemos ido a este restorancito y puedo agregar que también se toma buen sake.
Quizás estas circunstancias azarosas y condimentadas de la vida me llevaron a encontrar en el Tsutaya la película Tampopo, de Juzo Itami, y no dudé en arrendarla.
En este filme, Goro y Gun son dos camioneros que deambulan con su camión cisterna por las carreteras de Japón. Una noche lluviosa se detienen a comer en un restaurante administrado por una joven viuda. Ella tras perder a su marido se ha visto obligada a hacerse cargo del negocio para poder subsistir y alimentar a su hijo. Pero Goro y Gun son más de lo que aparentan y bajo esa apariencia de simples camioneros se esconden unos excelentes gourmets. Pronto, la mujer les rogará que la ayuden y se somete a una dura instrucción en el arte de cocinar ramen por parte de Goro. Pero no solo en la técnica reside la maestría del buen cocinero, Tampopo, el nombre de la protagonista, y sus compañeros necesitarán los conocimientos de varios personajes, con ellos intentarán que su restaurante de ramen sea el más popular de Tokyo. Lo que destaca en Tampopo, una película muy popular en su tiempo, es la técnica que consiste en insertar otra historia dentro de la misma película: la relación entre un gángster y su novia, salpimentada de escenas eróticas relacionadas con la comida. Son historietas eróticas aparentemente manejadas libremente y de manera inconsecuente en la narrativa. Estos divertimentos casuales subrayan el poder de autocrítica y la sátira tan presente en Itami en casi todas sus películas. Siempre mantiene su borde satírico y un carácter universal en el sentido de que su crítica o trasfondo se extiende más allá de los límites culturales, es característico en Itami ridiculizar específicamente, las hipocresías de la sociedad japonesa contemporánea.
Por eso Tampopo, con una arremetida de aventura, un pedazo de erotismo y mucho humor, provoca la risa e introspección (fue promocionada con el eslógan muy divertido “El ramen del oeste” haciendo alusión al spaghetti western), con su fina ironía, y a veces directa como en la escena del restaurante francés, se va desentrañando un modo de ser y de actuar en la sociedad japonesa, aunque la bondad y el esfuerzo triunfan al final.
Podemos decir que Itami es fiel a su filosofía, de que el cine es un medio muy eficaz de comunicación y que espera expresar, a través de este medio, la cultura japonesa al americano y a otros públicos, haciéndolos que se identifiquen con el carácter principal.
Y este carácter se identifica a menudo con cada mujer protagonista de itami, retratado por su esposa Nobuko Miyamoto. Por ejemplo, en Tampopo la mujer cocinera, en busca de la receta perfecta del ramen, es fuerte, sincera y absolutamente libre de la malicia.
Juzo Itami (su nombre real Ikeuchi Yoshihiro) fue considerado uno de los directores japoneses más poderosos de su generación. Su filmografía consta de diez películas desde que dirigiera la primera a la edad de 50 años. Antes de eso, él había sido diseñador comercial, ensayista, editor de una revista y reportero de la televisión. También actuó en varias películas y dramas televisivos.
El en una oportunidad declaró: “Yo intento descubrir quién soy cuando hago las películas. Yo me veo como confinado en la jaula de la cultura japonesa y en la jaula de ser un hombre. Yo tengo que mirarme desde el punto de vista de un forastero cuando hago mis películas”. Itami dice que esto le ayudó a refinar las ideas hasta el punto donde ellas sean accesibles a todos. Se suicidó el 20 de diciembre de 1997.
Filmografía: 1984, Ososhiki (The Funeral); 1986, Tampopo (Dandelion); 1987, Marusa no onna (A Taxing Woman); 1988, Marusa no onna II (A Taxing Woman Returns); 1990, A-Ge-Man (A-Ge-Man—Tales of a Golden Geisha); 1991, Minbo No Onna (Minbo, Or the Gentle Art of Japanese Extortion; The Gangster's Moll; The Anti-Extortion Woman); 1995, Daibyonin (The Last Dance; The Seriously III); 1995, Shizukana seikatsu (A Quiet Life); 1996, Supa no onna (Supermarket Woman); 1997, Marutai no onna.
Quizás estas circunstancias azarosas y condimentadas de la vida me llevaron a encontrar en el Tsutaya la película Tampopo, de Juzo Itami, y no dudé en arrendarla.
En este filme, Goro y Gun son dos camioneros que deambulan con su camión cisterna por las carreteras de Japón. Una noche lluviosa se detienen a comer en un restaurante administrado por una joven viuda. Ella tras perder a su marido se ha visto obligada a hacerse cargo del negocio para poder subsistir y alimentar a su hijo. Pero Goro y Gun son más de lo que aparentan y bajo esa apariencia de simples camioneros se esconden unos excelentes gourmets. Pronto, la mujer les rogará que la ayuden y se somete a una dura instrucción en el arte de cocinar ramen por parte de Goro. Pero no solo en la técnica reside la maestría del buen cocinero, Tampopo, el nombre de la protagonista, y sus compañeros necesitarán los conocimientos de varios personajes, con ellos intentarán que su restaurante de ramen sea el más popular de Tokyo. Lo que destaca en Tampopo, una película muy popular en su tiempo, es la técnica que consiste en insertar otra historia dentro de la misma película: la relación entre un gángster y su novia, salpimentada de escenas eróticas relacionadas con la comida. Son historietas eróticas aparentemente manejadas libremente y de manera inconsecuente en la narrativa. Estos divertimentos casuales subrayan el poder de autocrítica y la sátira tan presente en Itami en casi todas sus películas. Siempre mantiene su borde satírico y un carácter universal en el sentido de que su crítica o trasfondo se extiende más allá de los límites culturales, es característico en Itami ridiculizar específicamente, las hipocresías de la sociedad japonesa contemporánea.
Por eso Tampopo, con una arremetida de aventura, un pedazo de erotismo y mucho humor, provoca la risa e introspección (fue promocionada con el eslógan muy divertido “El ramen del oeste” haciendo alusión al spaghetti western), con su fina ironía, y a veces directa como en la escena del restaurante francés, se va desentrañando un modo de ser y de actuar en la sociedad japonesa, aunque la bondad y el esfuerzo triunfan al final.
Podemos decir que Itami es fiel a su filosofía, de que el cine es un medio muy eficaz de comunicación y que espera expresar, a través de este medio, la cultura japonesa al americano y a otros públicos, haciéndolos que se identifiquen con el carácter principal.
Y este carácter se identifica a menudo con cada mujer protagonista de itami, retratado por su esposa Nobuko Miyamoto. Por ejemplo, en Tampopo la mujer cocinera, en busca de la receta perfecta del ramen, es fuerte, sincera y absolutamente libre de la malicia.
Juzo Itami (su nombre real Ikeuchi Yoshihiro) fue considerado uno de los directores japoneses más poderosos de su generación. Su filmografía consta de diez películas desde que dirigiera la primera a la edad de 50 años. Antes de eso, él había sido diseñador comercial, ensayista, editor de una revista y reportero de la televisión. También actuó en varias películas y dramas televisivos.
El en una oportunidad declaró: “Yo intento descubrir quién soy cuando hago las películas. Yo me veo como confinado en la jaula de la cultura japonesa y en la jaula de ser un hombre. Yo tengo que mirarme desde el punto de vista de un forastero cuando hago mis películas”. Itami dice que esto le ayudó a refinar las ideas hasta el punto donde ellas sean accesibles a todos. Se suicidó el 20 de diciembre de 1997.
Filmografía: 1984, Ososhiki (The Funeral); 1986, Tampopo (Dandelion); 1987, Marusa no onna (A Taxing Woman); 1988, Marusa no onna II (A Taxing Woman Returns); 1990, A-Ge-Man (A-Ge-Man—Tales of a Golden Geisha); 1991, Minbo No Onna (Minbo, Or the Gentle Art of Japanese Extortion; The Gangster's Moll; The Anti-Extortion Woman); 1995, Daibyonin (The Last Dance; The Seriously III); 1995, Shizukana seikatsu (A Quiet Life); 1996, Supa no onna (Supermarket Woman); 1997, Marutai no onna.
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