He visto una de las grandes películas de Mikio Naruse, Cuando una mujer sube la escalera (Onna ga kaidan wo agaru toki, 1960). Centrada en la figura femenina de Keiko, una mujer de una personalidad compleja que puede ser prototipo de un mundo cambiante o un espejo del quiebre suscitado por una realidad mercantilista, de pérdida de valores. Una muestra más de “cine de autor”, donde se emplean las figuras femeninas como eje de la narración.
Keiko lucha con los nuevos tiempos, no se siente cómoda, más bien acosada y angustiada. Se niega a vestirse de modo occidental o atrevido, al contrario de sus amigas, y prefiere usar los kimonos tradicionales. Su comportamiento o la manera de ser tímida contrasta con todo a su alrededor, por lo tanto se niega a abandonar sus ideales y sus creencias. Un orgullo que pareciera no tener sentido en la sociedad cambiante de la época.
Naruse cultivó el shomin geki, el drama de gente común. Sus personajes siempre tratan de sobrevivir manteniendo una integridad psicológica y ética. Esto no es fácil. Por eso lo material, el dinero se ubica en sus filmes como elemento clave en los conflictos.
Un ejemplo es Keiko, que acaba de enviudar y tiene que valerse por sí misma. Se convierte en mama-san (patrona) del bar Lilac, del distrito Ginza, en Tokio. Además de pagar su departamento, se siente obligada a ayudar económicamente a su hermano enfermo. Si bien hay numerosas administradoras de bares que se relacionan con hombres ricos, Keiko se opone rotundamente a comprometerse e insultar la memoria de su esposo.
Keiko lucha con los nuevos tiempos, no se siente cómoda, más bien acosada y angustiada. Se niega a vestirse de modo occidental o atrevido, al contrario de sus amigas, y prefiere usar los kimonos tradicionales. Su comportamiento o la manera de ser tímida contrasta con todo a su alrededor, por lo tanto se niega a abandonar sus ideales y sus creencias. Un orgullo que pareciera no tener sentido en la sociedad cambiante de la época.
Naruse cultivó el shomin geki, el drama de gente común. Sus personajes siempre tratan de sobrevivir manteniendo una integridad psicológica y ética. Esto no es fácil. Por eso lo material, el dinero se ubica en sus filmes como elemento clave en los conflictos.
Un ejemplo es Keiko, que acaba de enviudar y tiene que valerse por sí misma. Se convierte en mama-san (patrona) del bar Lilac, del distrito Ginza, en Tokio. Además de pagar su departamento, se siente obligada a ayudar económicamente a su hermano enfermo. Si bien hay numerosas administradoras de bares que se relacionan con hombres ricos, Keiko se opone rotundamente a comprometerse e insultar la memoria de su esposo.
Ella se mantiene firme en su rol de una señora respetable a pesar de trabajar en el bar en el distrito Ginza, donde hombres de negocios se presentan después de las horas de trabajo a beber, y la adulan, nada más con el pretexto de conseguir sus favores: hombres de negocios ricos y que se creen dueños de la sociedad, que quieren solamente su cuerpo a cambio de ofrecerle el dinero necesario para solucionar sus problemas.
Su negativa a ser derrotada por la familia, los hombres, la institución de la barra del bar es explicada con reflexiones y comentarios de la propia Keiko, son momentos de narración de alguien que hace el retrato de su vida como un tipo particular de “mujer caída”. Cuando una mujer sube la escalera es un ejemplo de cómo las mujeres de Naruse (en la mayoría de sus películas las protagonistas son mujeres) son víctimas del mundo masculino, pero se rebelan contra el sistema que las oprime y prefieren un camino solitario antes que resignar su libertad.
Su negativa a ser derrotada por la familia, los hombres, la institución de la barra del bar es explicada con reflexiones y comentarios de la propia Keiko, son momentos de narración de alguien que hace el retrato de su vida como un tipo particular de “mujer caída”. Cuando una mujer sube la escalera es un ejemplo de cómo las mujeres de Naruse (en la mayoría de sus películas las protagonistas son mujeres) son víctimas del mundo masculino, pero se rebelan contra el sistema que las oprime y prefieren un camino solitario antes que resignar su libertad.
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