Hace tiempo fui a mirar una exposición de Hideo Takeda en el museo del manga en Kioto y me impactó su trabajo de la serie “Genpei” una colección de impresiones serigráficas iniciada en 1985 y terminada en 1999. Está basada en las Guerras Genpei (源平合戦), que es el nombre por el que se conoce a los conflictos civiles que tuvieron lugar en el antiguo Japón, entre 1180 y 1185 (finales de la era Heian), y que enfrentó a los clanes Taira, o Heike de banderas rojas y Minamoto, o Genji de banderas blancas. La consecuencia directa de esta guerra civil fue la victoria del clan Minamoto y la consiguiente caída del Taira, lo que puso a los samuráis al mando político y militar de Japón, y permitió el establecimiento del primer shogunato en la historia japonesa, el Kamakura, encabezado por Minamoto no Yoritomo (1192).
Considerado como uno de los más grandes artistas gráficos japoneses contemporáneos Hideo Takeda nació en Osaka en 1948. En 1973 recibió una maestría en escultura de la Universidad de Arte de Tama en Tokio, y en 1976 fue galardonado con el Premio Bungeishunju para caricaturistas. En su arte puede crear en las nuevas dimensiones y todavía desde su propia manera original continuar con la tradición japonesa. Su estilo es su propio estilo. El implanta en su trabajo los problemas esenciales de la vida: erotismo, violencia, belleza y muerte. Su fantasía se destila cuidadosamente en los placeres visuales de las imágenes. Es así como en la “Genpei”, que es considerada la obra maestra de Takeda, él sigue el ejemplo de sus predecesores del siglo XIX, grabando los eventos sangrientos de las grandes guerras civiles del siglo XII.
Al principio cuando uno mira las escenas de las batallas de la serie “Genpei” observamos que la mayoría de las imágenes son bonitas y atrayentes por su gran colorido, a menudo con el fondo de un color oro que, en sí mismo a veces, es la base o la imitación del material de como se montaban los pergaminos tradicionales. Una mirada más íntima, sin embargo, revela un comentario implícito en la brutalidad disimulada de la vida contemporánea -adulterio, enfrentamiento en contra del poder, cuya energía y violencia derivan de una sexualidad frenética. Uno encuentra a muchos guerreros que montan a horcajadas sobre las mujeres desnudas. Se retratan los héroes del siglo XII como guerreros vestidos con armaduras pero con el cuerpo llenos de tatuajes como los yakusas del siglo XX, aunque ellos estén portando cascos medievales. La explicación que da Takeda de una de las imágenes explica en cierto modo su visión: “Es menos una imagen histórica de Minamoto no Yoritomo, y más una visualización de este guerrero antiguo”.
Takeda siempre ha afirmado que él es un dibujante y no un artista, y al igual que un caricaturista debe necesariamente ser un maestro de la línea. Pero, de hecho, la brevedad de su línea le debe mucho a la tradición japonesa del haiga.
En sus temas Takeda abarca una amplia gama: los dibujos animados que representan el humor, patetismo, la crueldad y el enorme absurdo de la vida urbana contemporánea; los grabados de pantallas en su serie “MonMon”, tomando como asunto básico los complejos tatuajes utilizados por el gangster japonés (1976); las estructuras esqueléticas de las aves y los animales, realizadas en blanco sobre negro, para crear modelos de gran agudeza visual (su serie “Altamira” de 1979).
Takeda es uno de los artistas más reconocidos internacionalmente y ha tenido numerosas exposiciones individuales, sobre todo una gran exposición en el Museo Británico en 1993. Cerca de diez libros se han publicado acerca de sus dibujos animados y series de grabados. Sus obras se encuentran en varias importantes colecciones, entre ellas el Museo Británico, la Biblioteca Británica y el museo de Arte de la ciudad de Itami en la Prefectura de Hyogo.
El arte de Hideo Takeda es muy diverso y siempre extremadamente imaginativo, que desafía la clasificación y está más allá de las expectativas del espectador; perturbando muy a menudo, incluso asustando.
“Yo no sólo pienso en los espectadores de Japón, sino que también alrededor del mundo puedo apreciar el sentido sofisticado de humor que puede mostrarse en los dibujos animados. Del principio yo he querido mi trabajo pueda ser disfrutado por un público muy amplio”. Según él un artista establece un estilo personal y distintivo y normalmente adhiere a él. Y por lo tanto, está limitado por él para la mayoría de su carrera. Por otro lado, un caricaturista tiene que ser flexible, capaz y deseoso alterar su estilo e interpretación para llevar bien su mensaje. Afirma tajante: “Ningún estilo es mi estilo”.
武田秀雄 Hideo Takeda. Official Site http://takeda.cooh3.com/index.html




Conozco dos mangas que se publican sobre esta patología, uno se llama NHK ni Yōkoso!, en el cual se presenta un intento de terapia y solución a esta aflicción y el otro Sayonara zetsubou sensei que trata de una estudiante hikikomori, ambos reflejan lo que es la vida de un Hikikomori.

Esencialmente es un pintor nacionalista. Aunque él era consciente y tenía gran conocimiento del arte occidental no sucumbió, como tantos de sus contemporáneos, a las lisonjas de estilos extranjeros que llegaron con la apertura Meiji. Fue uno de los últimos grandes pintores en la tradición verdaderamente japonesa. Se le reprocha su exuberancia: a pesar de que él pinta vigorosamente con un cepillo lleno, su inmensa bravura y habilidad a veces termina predominando.
Pero esta misma impetuosidad y atrevimiento se usa con más mesura en los bocetos más pequeños y en los dibujos y ellos siempre han sido reconocidos y alabados por los críticos y estudiosos de arte occidentales. Kyosai, debido a su personalidad, sus excentricidades y su amor por el sake era una leyenda en vida.
La mezcla de las imágenes de Kyosai exige de los espectadores una gran atención porque las escenas son de gran ingenio, imaginación y detalles contundentes casi como las pinturas de Bosch. Por ejemplo, en Bake-Bake Gakkō (
No es que Kyosai rechace a Occidente, sino que él está en contra de la idea de la imposición de la cultura Occidental en el japonés. Por eso el estilo, de esta caricatura con su desorden y confusión, su carga casi dominadora de detalles, es una expresión directa de las tensiones, sustos y dolores de un adoctrinamiento impuesto.
Las pinturas de Kyosai no son hermosas, a la manera de la belleza del ukiyoe temprano. Ellas son, sin embargo, artística y estéticamente refinadas y, culturalmente, profundamente significantes. Las imágenes de Kyosai no son las fantasías del mundo flotante, a la manera soñadora del siglo XVIII o incluso la manera sobrenatural típica del siglo XIX; más bien él utiliza el material sobrenatural para los propósitos completamente mundanos, expresa la modernización con los fantasmas y demonios, y las guerras modernas con las batallas de ranas, por lo tanto son metáforas de la vida cotidiana. 


Los dulces de esta festividad principalmente son los populares chimaki unos pasteles de arroz envueltos en hojas de bambú y los kashiwa-mochi, pastelitos de arroz rellenos de una pasta de porotitos rojos dulces envueltos en hojas de roble. En Japón el roble y el bambú simbolizan la fortaleza y una vida de éxitos.
En Hirakata se prepararon las tiendas con mucha anticipación para esta fiesta y se ofrecían los dulces antiguos y tradicionales (dagashi) junto con los muñecos y carpas, por ejemplo, se podía observar el adorno (kazari) de la réplica de Taisho (un gran jefe militar).
Actualmente el Taiyoshi Hyakuban es un establecimiento situado en la esquina nordeste de Tobita shinchi. Originalmente construido como un burdel en 1918, ahora el Hyakuban funciona como un restaurante desde 1970. Se puede decir que es un cruce entre un izakaya (establecimiento para beber) y una posada rural, pero con llamativas decoraciones.
Muchos de sus 21 cuartos han cambiado muy poco desde sus días como un burdel. Se pueden observar modelos a escala de famosos hitos japoneses como el santuario de Nikko Toshogu en la Prefectura de Tochigi y el puente de Sanjo Ohashi de Kyoto. Algunos de los cuartos son entablados recordativos de un barco en el río, las paredes están pintadas y decoradas con motivos típicos japoneses y también se encuentra una pieza con shoji que genera la atmósfera de un templo.
Debido a un gran incendio en 1912 más de 2.000 prostitutas y 100 burdeles fueron forzados a salir fuera de Namba Shinchi, fue entonces que un cementerio se eliminó para hacer sitio y construir Tobita Shinchi, uno de los últimos barrios del yukaku en ser autorizado.