Fuimos invitados a la ceremonia típica de fin de año para elaborar mochi. Nuestra amiga Tamami y su familia todos los años, el 30 de diciembre, se juntan con los amigos y realizan esta fiesta tradicional. Así que muy temprano en la mañana con nuestro amigo Armando nos encontramos en Abiko y partimos a participar en tan especial evento. El Mochi (餅) es un pastelito de arroz japonés hecho de arroz glutinoso molido en una pasta y después moldeado.
Tradicionalmente, en Japón se hace en una ceremonia llamada mochitsuki. Aunque se come todo el año, el mochi es comida típica para el año nuevo japonés, cuando es más común su consumo. También es usado para hacer ofrendas a los dioses en los santuarios shintoistas; por ejemplo, en Fushimi inari.El proceso comienza el día anterior, con la limpieza del mochigome (arroz pulido glutinoso) que se deja en remojo durante toda la noche.
A la mañana siguiente se hierve en una olla especial llamada kama hasta que queda muy pegajoso y entonces es cuando empieza el ritual más llamativo y espectacular: se coloca el arroz pegajoso en un gran mortero de piedra (usu) y entre dos personas se realiza el proceso de golpear con una enorme maza de madera (kine) mientras la otra lo voltea entre los intervalos de un golpe a otro.
Este proceso es muy complicado, pues el arroz esta cada vez más pegajoso, y además requiere mucha fuerza (para golpear), mucha rapidez (para voltear la masa) y mucha atención y sincronización (para que no salga nadie herido o que no se generen astillas que se mezclen con el arroz). Es una labor muy dura, por eso cuando se realiza, grupos de personas se turnan para su elaboración, hasta que la masa alcanza la textura adecuada, y entonces se va separando la masa en porciones (como bolitas) y se elaboran los derivados de mochi que se deseen conseguir.Luego estos se añaden al zenzai, una sopa de judías rojas dulces que se reparte muy caliente entre los asistentes, pues no debemos olvidar que en esta época del año hace mucho frío.
Hay que tener cuidado de masticar bien el mochi, ya que es muy fácil atragantarse y cada año, en enero, los medios de comunicación dan la noticia de varios muertos por esta causa, principalmente personas de avanzada edad.
Abundan las anécdotas jugosas o significativas tratadas con una indulgente ironía -antológicas algunas como la del famoso Dr. Tadanobu Tsunoda, para quien el cerebro japonés procesa sonidos y palabras de forma diferente al cerebro occidental-, que a menudo dan pie a reflexiones o divagaciones críticas acerca de la evolución histórica y política del país del sol naciente en las que Javier Martínez opina sin cortapisas, con absoluta libertad, incluso con un sesgo de crítica, sobre acontecimientos y sobre personajes importantes de la historia y cultura japonesa: El siglo ibérico con la llegada de Francisco Javier; el shogun Iemitsu y su sakoku o país cerrado; la educación del emperador Meiji; la guerra civil; la Restauración; desde el feudalismo a la modernidad; las dos religiones Shinto y Budismo; los conflictos con China y Corea; la doctrina del Kokutai, un nuevo nacionalismo; la derrota y la ocupación; el desarrollo después de la Segunda Guerra Mundial...


En este sentido, un cosmopolita no es solo representado como ciudadano capaz de adoptar cualquier patria y como mera experiencia personal, sino que el cosmopolitismo interesa en tanto apertura de fronteras culturales y como conversión de ese factor histórico social en escritura: “Preguntado que de dónde era, respondía: Cosmopolita”
Perros calientes. Alberto Silva, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2008. 76 págs.
El Kojiki es la obra conservada más antigua de Japón. Narra las tradiciones nacionales desde la edad mítica de los dioses hasta el reinado de la emperatriz Suiko (593-628). Aunque fue ordenada por el emperador Temmu, fue presentada a su sucesora, la emperatriz Gemmei, treinta años después, el 9 de marzo del año 712. Desde diversos ángulos; filológico, histórico, antropológico, mitológico, literario, todos los estudiosos han reconocido la grandeza artística de esta obra milenaria. Sus leyendas, poemas y canciones poseen el primitivo encanto y la inocencia de la expresión de un pueblo en busca de su identidad cultural. Los pasajes más inspirados y bellos de la obra suelen estar relacionados con historias de amor, especialmente asociadas a raptos y a relaciones especialmente inaceptables.
Out, de Natsuo Kirino (su nombre real es Mariko Hashioka) es una novela poliédrica; posee muchas caras, demasiadas aristas a las que debe enfrentarse el lector. No es la típica novela negra o policíaca ya que una de sus características principales; la resolución de un enigma, está ausente. Es algo más íntimo al estilo macabro de Shirley Jackson que a la fórmula del estrado inglesa de Agatha Christie.
Este tipo de crímenes reciben el nombre de barabara shitai en japonés y han aumentado en los últimos años. Uno de los más sensacionales tuvo lugar en diciembre del 2006. Kaori Mihashi, de 32 años, asesinó a su marido, Yusuke, en su lujoso condominio de Shibuya, desmembró su cadáver y las porciones de él las distribuyó alrededor de la ciudad en bolsas de basura de vinilo. Lo curioso es que los medios de comunicación fueron convencidos inicialmente que posiblemente una banda compuesta por extranjeros estaba involucrada en esta espantosa matanza. 
















Kyoso-sai PL Hanabi Geijutsu










