Estudió arte oriental y filosofía en la Universidad de Waseda, y en 1941 comienza a trabajar en los estudios Shochiku como ayudante de dirección. Poco después es movilizado para combatir en la II Guerra Mundial y hecho prisionero en Okinawa. Debuta como director a principios de los cincuenta con los melodramas sociales La juventud del hijo (1952) y Sinceridad (1953). Su primera película importante es La habitación de gruesas paredes (1953), que narra auténticas historias de criminales de guerra, pero sólo se estrena cuatro años después por miedo a las fuerzas de ocupación norteamericanas, y prosigue con los melodramas sentimentales. Sus primeros éxitos son Te compraré (9156) y Río Negro (1957), antes de darse a conocer en Occidente con la monumental La condición humana (1959-61), adaptación de la novela de Jumpei Gomikawa con una duración de casi diez horas, dividida en tres partes para su explotación comercial y realizada a lo largo de unos cuatro años.
Gana importantes premios en los festivales de Cannes y Venecia con Harakiri (1962), que ataca el código moral de los samurais del siglo XVI; Kwaidan (El más allá) (1964), personal adaptación de varias de las historias de fantasmas japonesas recogidas por Lafcadio Hearn en un célebre volumen; y Rebelión (1967), donde de nuevo se enfrenta con la ética de los samurais. Tras Pavana para un hombre acosado (1968), adaptación de la novela del escritor católico Shusaku Endo sobre el conflicto generacional planteado durante la Guerra del Vietnam, la crisis de los grandes estudios japoneses le hace rodar películas mucho menos interesantes durante la década de los setenta, a pesar de haber participado en la creación de la productora Yonki no Kai (Los Cuatro Mosqueteros) con los directores Keisuke Kinoshita, Akira Kurosawa y Kon Ichikawa. Tienen más interés sus trabajos de los años ochenta, tanto el documental Los procesos de Tokio (1984) como la historia de ficción La mesa vacía (1985).
FilmografíaMusuko no seishun (1952) La juventud del hijo.
Magokoro (1953) Sinceridad.
Kabe atsuki heya (1953) La habitación de gruesas paredes.
Mittsu no ai (1954) Tres amores.
Kono hiroi sora no dokoka ni (1954) En algún lugar del cielo inmenso.
Uruwashiki saigetsu (1955) Los días magníficos.
Izumi (1956) La primavera.
Anata kaimasu (1956) Te compraré.
Kuroi kawa (1957) Río negro.
Ningen no joken I (1959) La condición humana, 1. Ningen no joken II (1959) La condición humana, 2. Ningen no joken III (1961) La condición humana, 3.
Seppuku (1962) Harakiri.
Karami-ai (1962) La herencia.
Kwaidan (1964) El más allá.
Joî-uchi (1967) Rebelión.
Nihon no seishun (1968) Pavana para un hombre acosado.
Inochi bo ni furo (1971) El albergue del mal.
Kaseki (1975) Los fósiles.
Moeru aki (1979) Otoño abrazado.
Tokyo saiban (1984) Los procesos de Tokio.
Shokutaku no nai ie (1985) La mesa vacía.
Fuente: Weinrichter, Antonio. Pantalla amarilla. El cine japonés, T&B Editores, Madrid, 2002. 108 páginas.

Hoichi, el músico sin orejas, es el tercer episodio sobrenatural y el más espantoso. La historia se centra en Hoichi, un hombre ciego famoso por su habilidad de recitar acompañándose del Biwa. Con su música y canciones representaba la batalla entre los clanes de Heike y de Genji, cuyos restos mortales están enterrados muy cerca del monasterio. De hecho al tocar así los fantasmas regresan y le exigen a Hoichi que durante seis noches actué para ellos representando la batalla de Dan no Ura.

Como curiosidad podemos mencionar que su imagen es usada para el octavo mes en el juego de cartas hanafuda (花札, “juego de las flores”) un tradicional juego de mesa de naipes japonés que consiste en formar y juntar parejas y que se inventó a mediados del siglo XVI. En Japón, es una de las dos barajas más populares junto al uta-garuta (“el juego de los cien poetas”).