lunes, 23 de febrero de 2009

GeGeGe no Kitarō en sellos

El correo japonés lanzó hoy oficialmente una serie de sellos de GeGeGe no Kitarō (Kitaro el del cementerio). Son diez sellos a un valor de ochenta yenes cada uno. Originalmente el manga se llamaba Hakaba no Kitaro y fue creado en 1959 por Shigeru Mizuki. Cuenta la historia de Kitaro, el último sobreviviente de la tribu de los fantasmas, quien defiende a los humanos de los yōkai, que son apariciones, espíritus monstruosos y demonios japoneses. Fue adaptado al anime en enero del 2008, aunque ya existía una versión en blanco y negro del año 1968.

lunes, 16 de febrero de 2009

Japón en 2666

Mi amigo James me ha escrito estas líneas: “No sé si te has puesto a leer el mamotreto póstumo de Bolaño, pero es una obra de genio, a la altura de Moby Dick. Si no has empezado, te recomiendo que comiences leyéndote la segunda parte (la de Amalfitano) que seguro te llegará a lo más profundo del alma”. Así que en eso estoy, obedeciendo a mi amigo, aunque ya antes había leído partes de 2666, pues no estaba con ánimo ni ganas de leer y me molestaba la fiebre bolañitis, que se había desatado. En todo caso, lo que me interesa mostrar son los siguientes párrafos, pues hacen referencia a Japón:
“Aquella noche, mientras Liz Norton dormía, Pelletier recordó una tarde ya lejana en la que Espinoza y él vieron una película de terror en una habitación de un hotel alemán.
La película era japonesa y en una de las primeras escenas aparecían dos adolescentes. Una de ellas contaba una historia. La historia trataba de un niño que estaba pasando sus vacaciones en Kobe y que quería salir a la calle a jugar con sus amigos, justo a la hora en que daban por la tele su programa favorito. Así que el niño ponía una cinta de vídeo y lo dejaba listo para grabar el programa y luego salía a la calle. El problema entonces consistía en que el niño era de Tokio y en Tokio su programa se emitía en el canal 34, mientras que en Kobe el canal 34 estaba vacío, es decir era un canal en donde no se veía nada, sólo niebla televisiva.
Y cuando el niño, al volver de la calle, se sentaba delante del televisor y ponía el vídeo, en vez de su programa favorito veía a una mujer con la cara blanca que le decía que iba a morir.
Y nada más.
Y entonces llamaban por teléfono y el niño contestaba y oía la voz de la misma mujer que le preguntaba si acaso creía que aquello era una broma. Una semana después encontraban el cuerpo del niño en el jardín, muerto”. (págs. 48-49)

Roberto Bolaño. 2666, Anagrama, Barcelona, Primera edición en Compactos, 2008. 1125 págs.

viernes, 13 de febrero de 2009

Japón en el "Tañido de una flauta"

Releyendo El tañido de una flauta, de Sergio Pitol, me encuentro con estas líneas acerca de Japón:
“[...] La charla se desliza hacia las anécdotas del Festival y vuelve otra vez a rememorar el programa del día, la funesta proyección de Oscuro amor, y la de El tañido de una flauta, que con tanta violencia lo había perturbado.
-El tema debe ser recurrente en el Japón: la caída, la voluntad de desastre, la realización consciente del fracaso. No un simple rechazo a los bienes de consumo, ni una negativa de incorporación social. No se trata de marginarse sino de algo distinto, fracasar, desintegrarse realmente -comenta Morales-. Hace varios años leí una novela de Dazai, Osamu Dazai. No me extrañaría que el director se hubiera inspirado en uno de sus libros. Insiste en las mismas situaciones”.
Sergio Pitol. El tañido de una flauta, Editorial Anagrama, Barcelona, 1986. 217 págs.

sábado, 7 de febrero de 2009

Gregorio Samsa en Hirakata

El miércoles pasado caminando hacia la estación de Hirakata, de improviso y sin previo aviso, se cruzó en mi camino un monstruoso insecto. Al principio pensé que era una cucaracha, pero me sorprendió que no huyera rauda y veloz. Estaba quieta y tranquila, lo que me permitió sacarle unas fotos con mi cámara compacta. Lo único que lamento es que no llevaba en ese momento mi lente macro para fotografiarla con más detalles. Este especimen que me recordó la Metamorfosis de Kafka siguió su camino muy tranquilo, indiferente a la pisada de algún transeúnte distraído que la hiciera pasar a mejor vida.
Ahora espero que mis amigos japoneses me confirmen qué tipo de insecto es.

viernes, 6 de febrero de 2009

Setsubun en Rozanji

En mi día de setsubun, también visité el templo de Rozanji que se encuentra situado entre las estaciones de Demachiyanagi y Marutamachi en Kyoto. Bajo una persistente lluvia y con un frío que calaba hasta los huesos cientos de japoneses y turistas extranjeros observaron como los onis realizaban su ritual típico. Lo curioso es que en este templo los monjes lanzaban al público mochi y no frijoles.
El Templo de Rozanji es conocido por haber sido la residencia de Murasaki Shikibu, autora de Genji Monogatari.

jueves, 5 de febrero de 2009

"Oni wa soto, fuku wa uchi"

Día del Setsubun (Setsubun no hi)Fui a la fiesta de Setsubun en el templo de Naritasan Fudoson, en Korien, Osaka. Setsubun es un evento tradicional celebrado el 3 de febrero a lo largo de todo Japón. En el antiguo calendario japonés, el primer día de cada estación (primavera, verano, otoño e invierno) eran llamados “risshun”, “rikka”, “risshuu” y “ritto”, respectivamente, y el día antes del primer día de cada estación se llamaba “Setsubun”. Gradualmente la palabra setsubun cambió su sentido y llegó a significar sólo el día anterior al paso del invierno a la primavera
En el día de setsubun las personas realizan una ceremonia llamada Mame-maki (tirar el frijol) en los templos, santuarios y en las casas con el fin de expulsar a los demonios (el símbolo del infortunio) y atraer o seducir a la fortuna y la felicidad. La tradición es tirar judías tostadas al tiempo que se grita: “¡Oni wa soto, fuku wa uchi!” (“Fuera los demonios, que entre la buena suerte”). En algunos de los santuarios y templos más importantes se invita a personajes famosos de los medios de comunicación, principalmente estrellas de televisión, atletas o deportistas destacados y a políticos para hacer el mame-maki, con el consiguiente regocijo de la multitud. Pero los expertos son los niños, quienes tiran los frijoles a los oni.