sábado, 21 de marzo de 2009

La ventana de Tanizaki

Visité esta semana el Museo de literatura en Memoria de Junichiro Tanizaki en Ashiya, pequeña ciudad entre Osaka y Kobe. En la visita me llamó la atención una ventana con vidrio y papel japonés. Me recordó un pasaje de El elogio de la sombra, uno de los famosos ensayos de Tanizaki. Les dejo las fotos de la ventana y transcribo el párrafo de la edición de Siruela, donde el autor se queja de la mala elección al tratar de combinar la modernidad con la tradición.
“Yo, que personalmente derroché el año pasado una fortuna muy poco compatible con mi situación en la construcción de una casa, he tenido una experiencia similar; como me empeñé en ocuparme de todos los detalles, desde los tabiques móviles hasta el último accesorio, tropecé con muchas dificultades. Los shōji, por ejemplo: apelando al buen gusto, no quise ponerles cristales y decidí utilizar solamente papel; pero entonces tuve problemas con la iluminación y además cerraban mal. Desesperado, se me ocurrió ponerles por dentro papel y por fuera cristal. Para ello tuve que poner marcos dobles a ambos lados y el gasto aumentó proporcionalmente; cuando por fin estuvieron colocados descubrí que, vistos desde fuera, no eran más que vulgares puertas de cristal y que vistos desde dentro, por culpa del cristal que había tras el papel, ya no tenían el ahuecado y la suavidad de los auténticos shōji; en una palabra, el efecto era bastante desagradable. Te dices entonces que hubiera sido mejor haber puesto unas sencillas puertas de cristal y acabas mordiéndote los puños; de otro nos reiríamos pero tratándose de uno mismo no es fácil admitir el propio error hasta que no se ha intentado todo”. (págs. 11-12)
Shōji: Tabique móvil formado por una armadura de listones de cuadrículas apretadas, sobre la que se pega un papel blanco espeso que deja pasar la luz, pero no la vista. Los shōji eran hasta hace poco el único cerramiento de la casa japonesa. Por la noche, les añaden otros tabiques (amado), también corredizos. Hoy en día, los shōji suelen estar precedidos, o incluso sustituidos por puertas acristaladas.

Fuente: Junichiro Tanizaki. El elogio de la sombra, Siruela, Madrid, 1995. 95 págs.

1 comentario:

Risuko dijo...

Qué gran suerte tienes en poder contemplar todos esos pequeños y grandes detalles de la cultura nipona. Soy una gran admiradora de Japón y su cultura 'tranquila'. Me fascinó el Elogio de las sombras.
Gracias por tu blog y todo el trabajo que haces, abres pequeñas ventanas a cosas que admiro.
Almudena