domingo, 22 de marzo de 2009

Fotografías en el río Kamo

La semana pasada, con mi amiga Lidia, decidimos hacer una sesión de fotografías por el río Kamo en Kyoto. Así que tomamos nuestras cámaras Canon 450D y nos fuimos caminando por la orilla desde Demachiyanagi hasta Sanjo. El tema que nos propusimos fotografiar era flores y aves. Fue un día con mucho viento y frío y lamentablemente no habían muchas flores, pero les dejo algunas instantáneas.

sábado, 21 de marzo de 2009

La ventana de Tanizaki

Visité esta semana el Museo de literatura en Memoria de Junichiro Tanizaki en Ashiya, pequeña ciudad entre Osaka y Kobe. En la visita me llamó la atención una ventana con vidrio y papel japonés. Me recordó un pasaje de El elogio de la sombra, uno de los famosos ensayos de Tanizaki. Les dejo las fotos de la ventana y transcribo el párrafo de la edición de Siruela, donde el autor se queja de la mala elección al tratar de combinar la modernidad con la tradición.
“Yo, que personalmente derroché el año pasado una fortuna muy poco compatible con mi situación en la construcción de una casa, he tenido una experiencia similar; como me empeñé en ocuparme de todos los detalles, desde los tabiques móviles hasta el último accesorio, tropecé con muchas dificultades. Los shōji, por ejemplo: apelando al buen gusto, no quise ponerles cristales y decidí utilizar solamente papel; pero entonces tuve problemas con la iluminación y además cerraban mal. Desesperado, se me ocurrió ponerles por dentro papel y por fuera cristal. Para ello tuve que poner marcos dobles a ambos lados y el gasto aumentó proporcionalmente; cuando por fin estuvieron colocados descubrí que, vistos desde fuera, no eran más que vulgares puertas de cristal y que vistos desde dentro, por culpa del cristal que había tras el papel, ya no tenían el ahuecado y la suavidad de los auténticos shōji; en una palabra, el efecto era bastante desagradable. Te dices entonces que hubiera sido mejor haber puesto unas sencillas puertas de cristal y acabas mordiéndote los puños; de otro nos reiríamos pero tratándose de uno mismo no es fácil admitir el propio error hasta que no se ha intentado todo”. (págs. 11-12)
Shōji: Tabique móvil formado por una armadura de listones de cuadrículas apretadas, sobre la que se pega un papel blanco espeso que deja pasar la luz, pero no la vista. Los shōji eran hasta hace poco el único cerramiento de la casa japonesa. Por la noche, les añaden otros tabiques (amado), también corredizos. Hoy en día, los shōji suelen estar precedidos, o incluso sustituidos por puertas acristaladas.

Fuente: Junichiro Tanizaki. El elogio de la sombra, Siruela, Madrid, 1995. 95 págs.

martes, 10 de marzo de 2009

Arte chino contemporáneo en Japón

Con mi amiga Kimie fuimos la semana pasada al Museo Nacional de Arte en Osaka a mirar la exposición “Avant-Garde China”, 20 Years Chinese Contemporary Art.
Se considera que el arte chino contemporáneo habría empezado en 1979 cuando el Grupo de juego las Estrellas (Xingxing) de Beijing impulsó el movimiento para exigir libertad de expresión. La Revolución Cultural finalmente había ejecutado su política y el país estaba surgiendo en ultramar de su aislamiento cultural con la introducción gradual de nuevas tendencias del arte.
En los años siguientes, el arte chino contemporáneo reflejó directamente el impacto de eventos políticos como los de la Plaza de Tiananmen de 1989 y el rápido crecimiento económico que acompañó la transición a una economía de mercado.
El título de la exhibición, “China los Vanguardista”, un término que puede ser anticuado en los países Occidentales y en Japón, pero que en China ha asumido el nuevo y dinámico significado en el contexto del arte de hoy. Con la Revolución Cultural detrás y por delante de ellos la nueva corriente de la política del país de “apertura y reforma”, los artistas chinos alojaron en un súbito descenso, el espectro entero del arte moderno del siglo XX, desde Marcel Duchamp a Robert Rauschenberg todo a la manera de Jeff' Koons. Y en un periodo muy corto de tiempo, todos ellos habían abierto el camino a un nuevo mundo entero de expresión propia. La evolución extraordinaria del arte chino contemporáneo, diferente a lo visto en cualquier otra parte en el mundo, con su lanzamiento de experimentalismo radical y crítica, es el producto de esta historia dramática.
La exhibición muestra los trabajos de artistas principales de las distintas etapas del arte chino contemporáneo que abarca dos décadas, desde sus principios alrededor a mediados de 1980, a través de las actividades del grupo radical conocido como el “Movimiento de la Nueva Ola 85” y “El Estallido Político” -con sus tratamientos satíricos del capitalismo- a el “Realismo Cínico” de la generación actual que sufrió la derrota y el retroceso del movimiento de democratización. Esta exhibición ha permitido conocer el linaje y desarrollo del arte chino contemporáneo y ha ofrecido una oportunidad única de aprender y comprender más sobre la historia de artistas y trabajos que están logrando la atención mundial.

jueves, 5 de marzo de 2009

Ihara Saikaku en un shotengai

Caminando por uno de los pasillos de un shotengai en Osaka entre Yodoyabashi y Umeda me encontré con una librería de libros usados. Entre los anaqueles de viejos y nuevos libros japoneses, en el sector de revistas, estaba escondida, esperando agazapada, “la joyita”. Un monográfico de Ihara Saikaku, con toda la vida de él e ilustrado con bellas imágenes.
Reescribo algo de lo que afirmé cuando en Argentina se publicó su libro El gran espejo del amor entre hombres, (Nanshoku okagami).
Son cuarenta historias de amor desgraciado que se entrelazan entre sí, con un tono emotivo y sensual. Los primeros veinte relatos tratan del amor romántico entre los samurái con una visión nostálgica e idealizada, se describen estas relaciones como un verdadero matrimonio -un notable vínculo kármico- con intercambio de promesas de fidelidad y lealtad puestas por escrito; destacan las referencias a la incertidumbre y a la casualidad del destino de los amantes: la máxima prueba de amor de una relación entre samurái era el seppuku, un complejo ritual de suicidio. Los veinte capítulos de la segunda parte recrean el ambiente del wakashu kabuki en el que los jóvenes actores -y a veces no tanto- se prostituían; el distrito teatral era el lugar permitido para que los hombres buscaran placer, todos los actores que nombra Saikaku existieron y fueron famosos en su época: por ejemplo, Tamamura Shuzen que cuando interpretaba papeles de mujer, volvía locos a los hombres de deseo y era sumamente talentoso en los modos del amor por los muchachos.
Estas historias confirman un mercado literario, un público lector: los comerciantes y la burguesía necesitaban recrearse en lecturas en que reconocían a personajes del entorno. Saikaku, que nació en Osaka (1642-1693) -su tumba cerca de Uehommachi siempre tiene flores- y fue un activo participante y testigo de las diversiones en los barrios de placer -Kioto, Osaka y Edo- , se transforma, así, en el cronista de los acontecimientos de su época. Ficcionaliza los eventos con sutiles referencias a la vida, pero con una ironía y humor que desenmascara conductas estereotipadas de un mundo de convenciones. No es casual esta actitud, ya que en los ambientes prostibularios o en los teatros populares era común mofarse de las reglas rígidas y de las costumbres de la corte o de leyes restrictivas respecto a la moral. Es un espejo en el sentido de mostrar o reflejar una época desde su propia perspectiva: "He intentado reflejar en este 'gran espejo' (tiene una delicada connotación erótica) todas las variadas manifestaciones del amor entre hombres". También afirma: "El amor por los muchachos es algo profundo,... apunté todo lo que había visto, oído, sentido o aprendido sobre los extraordinarios placeres del amor entre hombres en mis 42 años de viajes por estas tierras".
Fuente: El gran espejo del amor entre hombres. Ihara Saikaku. Interzona editora, Buenos Aires, 2003, 349 páginas.